Nació en la ciudad de Cutervo,
distrito de la provincia del mismo nombre, departamento de Cajamarca, el 15 de
mayo de 1872, hijo de don Juan Francisco Zúñiga Guerrero de Luna y de doña
María Higinia Quintos Collazos. Era el segundo de nueve hermanos.
Hizo sus estudios primarios en su
ciudad natal, en aquellos lejanos días de
“la letra con sangre entra”, en que en un solo salón se mezclaban
jóvenes barbados con niños pequeños,
todos afanados en aprender rápido y bien, para evitarse el dolor de los
palmetazos administrados sin misericordia a diestra y siniestra, muchas veces
sólo por haberse olvidado de repetir la puntuación.
En sus primeros años ayudó a su padre
en el cultivo de una pequeña parcela de tierra, alternando estas faenas con su
entretenimiento favorito, el teatro, como aficionado junto a su hermano mayor y
un grupo de jóvenes de su generación hicieron época actuando en obras teatrales
para solaz de toda la gente de su pueblo. En su senectud gustaba recordar
escenas y parlamentos completos de algunas de estas obras, amenizándolas con
variadas anécdotas. La gran pasión de su vida fue la lectura, era un voraz e incansable lector, lo que le permitía estar al tanto de los acontecimientos de
actualidad, manteniendo alerta su inquietud intelectual y espiritual. A veces
también él hizo poesía.
A los 22 años, más o menos, tiene sus
primeras experiencias como maestro yendo a enseñar en una escuela l distrito de
Querecotillo(provincia de Cutervo) durante cuatro años. Siempre desde su niñez,
había sentido deseos de viajar, de ver el mundo, de cambiar de ambiente, tan es
así, que a los 12 años de edad, se embarcó en la aventura de viajar, sin
permiso paterno, formando parte del personal de un circo, que había plantado su
carpa, por unos días en su pueblo. Es solo a comienzos de siglo y contando ya
con 28 años de edad que pudo concretar sus anhelos, viajando en compañía de su
primo y gran amigo Julio Zúñiga, quién ya era maestro, a la República del
Ecuador. En la ciudad de Guayaquil su
primo le consigue plaza de profesor interno en el Colegio donde él trabajaba,
este era un colegio de gran prestigio “El Liceo Vicente Rocafuerte” que hasta
hoy existe y allí permanece por ocho años, haciendo esporádicas visitas al
terruño que tanto amó, para ver a su madre y hermanos.
De vuelta al Perú posiblemente por el conflicto armado de 1910,
se afinca en Tumbes, pasando a enseñar en una pequeña escuela del distrito de
San Juan de la Virgen donde forma su hogar casándose con Francisca Gardán
Ibañez con quién tuvo 5 hijos. Enseña por algunos años y tras dejar por algún
tiempo la enseñanza, vuelve a reanudarla en 1920 en Zorritos capital de la
provincia de Contralmirante Villar, contratado por la Empresa Petrolera
“Faustino G. Piaggio”, que después cambiaría su nombre por Empresa Petrolera
Fiscal, y es allí donde ejerce la enseñanza hasta 1944 año en que por límite de
edad es separado del servicio activo. Cuando él se siente todavía apto y fuerte
para seguir en la brega.
En 1929 contrae su segundo matrimonio
con Fredesvinda Vinces Preciado, con quien tuvo siete hijos.
Durante 24 años fue Director de la
Escuela de Varones de Zorritos y único maestro para enseñar hasta tercer año de
primaria. Particularmente y fuera de sus horas de trabajo, prepara a los
alumnos que así lo desean en los dos últimos años de primaria para que se
presenten a rendir sus respectivas pruebas en Tumbes y en todo momento alienta
a sus alumnos para seguir adelante, adquiriendo mayores conocimientos.
A raíz del conflicto con el Ecuador
en 1941 al volver las tropas del frente, ocupan el local de la Escuela,
transformándola en enfermería; ello no fue obstáculo para seguir enseñando al
aire libre, bajo un frondoso algarrobo.
Por esos años se da tiempo por las
noches para desempeñarse como Secretario de la Municipalidad, sin descuidar su
mayor pasatiempo, leer. Su verdadera vocación fue la enseñanza y nunca quedó
rezagado en conocimientos porque constantemente leía y aprendía, fue un autodidacta
en la mayor extensión de la palabra, teniendo una marcada preferencia por las
matemáticas.
Siempre anheló pasar sus últimos días
en un lugar tranquilo, por lo que eligió vivir en La Cruz. Al enfermarse
gravemente fue llevado por sus hijos a la Clínica de los Órganos, donde
falleció el 31 de marzo de 1961. Sus restos reposan en el cementerio del distrito
de La Cruz.
Como lo recuerdan sus numerosos
alumnos fue un maestro especial, salpicaba la seriedad de sus lecciones con
finos trazos de humorismo, con un gracejo natural, que ha dado lugar a variadas
y hasta hoy comentadas anécdotas. Hasta el fin de sus días añoraba sus tiempos
de maestro recordando con ternura las ocurrencias y travesuras de sus alumnos,
que para él seguían siendo sus queridos muchachos y para ellos continuó siendo
con amor y respeto EL MESTRO.
Hola -
ResponderEliminarMe parece que el nombre de la primera esposa de Don Sifredo Zuniga era
Francisca Cerdán Ibañez y no
Francisca Gardán Ibañez
Tienen una fuente para la version "Gardán", o es que se trata de un simple error de ortografia?
En efecto era Cerdán,y le decían el maestro
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